Reunión de testimonios en la Iglesia de Taltuerto.

En la Iglesia de Taltuerto están de avivamiento (según la opinión, claro está del benemérito y nunca bien ponderado, creído y obedecido ciegamente, del Pastor y Presbítero Noteo Antinoteo).

Comienza el culto. Todo es alboroto (digo, alborozo). El Pastor Noteo comienza la reunión con la oración prescrita y preconcebida, elaborada por el Apóstol Próspero Rico y después del Amén de la congregación, invita a la coral de la Iglesia para que comience el culto con el coro que recibió por revelación Próspero Rico: “Me Gozo en la Coinonía”.

Después de cantar, cantar, cantar, cantar y cantar (alrededor de dos horas), Noteo manda a parar, ya que si no, se convierte aquello en una vigilia cantarina en vez de un culto de testimonios.

Dicho sea de paso, los testimonios que para esa noche se han preparado, son muy especiales. Antes de testificar, los candidatos al testimonio nocturno han tenido que pasar por la Comisión Especial de Testimonios Confirmados (C.E.T.C.), y para esa noche han sido elegidos tres testimonios “contundentes”, por tres hermanos que recibieron el milagro en sus vidas.

El Pastor Noteo entrega la dirección de la reunión a la hna. Esperanza Deseos de Verte, la cual anima a los hermanos a mantener el orden dentro de la congregación, si a causa de la “unción” los hermanos comienzan a caer uno por uno, mientras que el Pastor Noteo los ministra. La ministración de Noteo es muy poderosa. Algunos hasta pierden el conocimiento de todo, tanto del “más acá” como del “más allá”. El asunto es que, al pasar, deja caer su mano poderosa sobre la cabeza de los hermanos que del golpe tan contundente caen “de sí o sí" al suelo. Desde que el Arcángel Gabriel participa permanentemente en las reuniones “noteanas”, él es el que recibe la honra y gloria, ya que según Noteo, es Gabriel el que toma su mano y la dirige, certeramente, sobre aquellos que quiere bendecir.

Bien, los testimonios comienzan. La primera en testificar es la Hna. Calandria Alcántara.

-- Hna. Calandria, ¿qué testimonio tiene para hoy? – le pregunta la Hna. Esperanza.

-- Bueno, hermanos, yo quiero testificarles de un milagro, pero no hecho en mí , sino en mi cerdito. Yo tengo un cerdito que lo estoy cuidando para nochebuena, y hace días que se me enfermó y parecía que se iba a morir. Yo estaba sumamente preocupada, y en oración leí en la Biblia el versículo que hay en Apocalipsis: “tendréis tribulación de diez días”, y yo tomé para mi esta promesa y declaré por fe: "Bueno, mi chanchito tiene siete días enfermo pero a diez no llegará”. Les puedo decir hermanos que el chanchito sobrepasó la prueba de los diez días, pero a los doce murió. Y yo le doy gracias a Dios porque Él cumple Su palabra.

-- Gloria a Dios -- prorrumpe en alabanza la Iglesia.

-- Gloria a Dios – dice Esperanza y sigue: -- Gracias al Hno. Pastor Noteo que es él que nos imparte esa fe para recibir milagros. ¡Un aplauso para Noteo!. ¿Quién es el otro hermano para testificar?.

Se levanta el Hno. Silvino Covino. El hno. Covino vino con su vino debajo del brazo y por poco no lo dejan testificar, porque se la había ido la mano y la botella casi iba por la mitad, pero era tan pero tan importante su milagro, que por fin la comisión de testimonio le dio autorización para testificar. Ahora pasa al frente y comienza:

-- Bueno, queridos hermanitos, ustedes saben que hace mucho tiempo yo sufro de reuma y me dan muchos dolores en los huesos. Como San Pablo oró tres veces para que el Señor le quitara su aguijón y no se lo quitó, justo a mi tampoco. Este es el primer milagro, de poder testificar como Pablo de lo mismito que él pasó. Pero todo no queda ahí y me dije: "Bueno, si el Señor es creador de todas las cosas, con toda seguridad que las aspirinas son creadas por Dios para aliviarnos. Quiero decirles hnos. que hace dos semanas que estoy tomando las aspirinas creadas por el Señor y siento un alivio tremendo y ya casi no me duelen los huesos. Así que estoy agradecido por estos dos milagros".

-- Un aplauso para el Hno. Silvino por estos testimonios de fe tan tremendos. -- dice la Hna. Esperanza., que en medio de la alegría comienza nuevamente a cantar “Me gozo en la coinonía”, después de lo cual llega el tercer testimonio. Ahora le toca a Leoncio Leonel León, mas conocido por “leo-leo” para abreviar los dos nombres tan largos:

-- Hno. Leo-leo, ¿qué tiene que testificar?

El Hno. Leo-leo padece de sordera. Es sordo de un oído y del otro poco oye. Otro problema es que tampoco ve bien. Figúrense, cuando lo llamaran de la plataforma, piensa que lo llaman del frente y se dispara para la puerta de entrada.

-- No, no, hermano Leo-leo,- lo llaman de la plataforma.

-- ¿Qué? ¿Que nadie me informa? - responde él.

-- No – le gritan – ¡que lo llaman de la plataforma!

Como no ve bien, se dispara hacia la pared de la derecha, y un hermano tiene que enderezarlo. Así, dando tumbos llega hasta su destino, la Hna. Esperanza le entrega el micrófono y comienza a hablar:

-- Hermanos, yo doy gracias a la hna. Esperanza por este barquillo de helado que me acaba de regalar. De tan congelado que está, está muy duro y no pudo comerlo ahora…

-- Hno. Leo-leo, lo que yo le entregué fue el micrófono, no un helado. Comience a testificar ya. – Le rectifica Esperanza.

-- ¿Sacrificar qué? – preguntó Leo-leo.

-- No, tes-ti-fi-car… -le rectifica nuevamente Esperanza.

-- ¿Y qué quiere que diga? -- dijo Leo-leo

-- Hermano, ¿ya se le olvidó lo que el pastor Noteo le enseñó que dijera?

-- ¿Renguera? No, hermana, yo no tengo renguera, lo que tengo es ceguera.

-- Bueno, acabe de testificar – le suplica, desesperada ya, la Hna. Esperanza.

-- Si, hermana, ya me voy a sentar.

Y tienen que dejar por imposible al Hno. Leo-leo, que, al fin y al cabo no testifica. Un hermano lo ayuda a sentarse, para que no siga dando tumbos por todo el templo, y el culto concluye, pero no sin antes cantar, como conclusión, el coro lema de la Iglesia: ME GOZO EN LA COINONÍA, ME GOZO EN LA COINONÍA, ME GOZO EN LA COINONÍA, YO ME GOZO TODO EL DÍA, ME GOZO EN LA COINONÍA…..!

En la calle ya, los hermanos testifican de la unción que se sintió en la reunión. Y hasta algunos se proponen buscar, durante la semana, algo contundente que testificar para hacer mas amena la próxima reunión de testimonios.