domingo, 22 de abril de 2007

Noteo inaugura Escuela de Misiones en Tartuerto

Por Teo Antinoteo.

En la otra iglesia del pastor Noteo había actividad pura ese día. Por varias semanas estuvo haciendo conciencia a su congregación a favor de la obra misionera. Para inaugurar el nuevo Centro de Misionomía Cosmopolita y Coparticipativa (CMCC) (¡que te parece, quedó bien!), invitó a su mentor y guía espiritual Próspero Rico, que junto con todos los títulos conocidos, ahora aparecía con otro más: Doctor en Misionomía Cosmopolita, que según él era una novedad revolucionaria en el campo de la Misionología Tradicional. Este título lo obtuvo, según él, en la Escuela de Cadetes de la provincia de Misiones ya que era lo que más se acercaba a los anhelos de su corazón, ser misionólogo, por lo cual se trasladó a la provincia de Misiones, Argentina, para realizar tal deseo.

Ocho de la noche en Tartuerto y, puntualmente, junto a toda la respetable ancianidad, y donde tampoco podían faltar las tortas fritas de la Hna. Ilusoria, que estaba de visita, comenzó la reunión. Acerquémonos sigilosamente para ver qué pasa:

Noteo: Queridos hermano de esta Iglesia de Tartuerto, en esta noche tenemo con losotro a nuestro querido hermano Misiolomono....

Próspero (halándolo por el saco): Hermano Noteo, “misiolomono” no, “misiónomo”....

Noteo: Mejor dicho, “misiolomo”, el hno. Próspero Rico que estará predicando, enseñando, cantando, recitando, testificando, exhortándonos, profetizándonos....

Próspero: (dándole otro tirón de saco) Pará, Noteo, que no hay tiempo para el desarrollo de tantos ministerios en una sola noche.....

Noteo: Bueno, hermanos, no va a hacer tanta cosas, pero por lo meno nos va a predicar, ¡y eso sí! alguna que otra profeciíta tiene que lanzarnos en esta noche comenzando por mí..... Para comenzar la hermana Orfidia Vda. de Anaconda va a interpretarnos un solo del coro lema de la Iglesia de Tartuerto, “Me gozo en la coinonía”.

Durante treinta minutos, Orfidia estuvo “estribillando”, y cuanto más cantaba, más aplausos se oían de manos de Noteo que la animaba más y más, hasta que la hermana Orfidia no pudo más y cayó para atrás. Tremendo cabezazo se dio la pobre Orfidia. ¡Gloria a Dios!, ¡Aleluya!, un aplauso para Orfidia que cayó bajo la bendición de la unción... -decía un anciano de la Iglesia. Orfidia, que creía que estaba nockeada sobre un ring de boxeo y que en medio de su “tarantez” oía los aplausos, le fue arriba al anciano, pensando que era el contrincante, le estampó tremendo microfonazo al pobre hermano, que cayó también-- explicó Noteo-- bajo la unción del canto a la coinonía, y que el tremendo chichón que tenía en medio de la “pelada” no era otra cosa que un cuernazo del cuerno del aceite del arcángel Gabriel, que en medio de la bendición se le fue la mano con el abuelo.

Era tanta la bendición que los hermanos no hacían otra cosa que repetir: ¡otro!, ¡otro!, ¡otro!, de tal forma que Orfidia, que todavía no se recuperaba, pensaba que le pedían otro microfonazo para el anciano, y si no llega a ser por la Hna. Perfidia que se encontraba asistiendo al abuelo, el culto se hubiera tornado en un funeral, en vez de un culto de misiones.

Por fin, Noteo pudo controlar la cosa y vino el momento solemne de la ofrenda (cualquier cosa puede suspenderse, hasta la predicación, pero la ofrenda, imposible, y más estando presente el Hno. Próspero para quien, como siempre, iba la misma). Esa noche los hermanos ofrendaron con generosidad, más de lo habitual.... por la visita, claro. 88 centavos de ofrenda se recogieron y como faltaban 2 centavos para redondear, Noteo exhortó a la Iglesia y, durante 45 minutos, dio uno de los estudios sobre prosperidad del repertorio de Próspero y, por fin, después de haber orado, reprendido, atado, conjurado el espíritu de miseria, el Hno. Generoso Doimás levantando las dos monedas de a centavo, se paseó como un pavo por el pasillo haciendo gala de su pródiga, exhuberante, rebosante y abundante generosidad. Esta actitud tan fuera de lo común en la Iglesia de Tartuerto, quedó plasmada en el libro de la historia de la Iglesia local para incentivo y ejemplo de las generaciones posteriores.

Habían pasado ya dos horas entre cantos, aplausos, danzas hebreas, hasta una danza japonesa especial, que un predicador japonés había enseñado la semana anterior, y como no podía faltar el folklor patrio, las hermanas del coro de la Iglesia cantaron y bailaron una chacarera del antiguo trío “Los Tilcaras". Como la chacarera tiene una musiquita pegajosa, Noteo tuvo que poner mano fuerte, porque la Iglesia entera se “enganchó” con la misma de tal forma que no se sabía si aquello era un culto de misiones o una bailanta. Por fin las ovejas (¿o cabritas?)bailantinas escucharon la voz de su pastor y pararon....

Noteo: Hermanos, ahora le toca a nuestro hermano, pastor, profeta, sacerdote, rey y hoy con un título nuevo, Dotor en Milonguería Conejita Copartitiva.......

Próspero (enojado, toma el micrófono): “¡Doctor en Misionomía Corporativa....no, no, ah... Coparticipativa Cosmopolita” (gritó impaciente).

Figúrense, había sudado la gota gorda durante el tiempo de canto. Él era gordito, petizo, con una pancita más o menos honorable y poco acostumbrado al movimiento. Siempre se movía en auto. Comía como un hijo del rey; descansaba como hijo del emperador; no tomaba sol a causa de la alergia; tenía a su disposición ministerios especiales de ayuda al Siervo, por lo que tenía la bendición de no tener que hacer nada y, como hijo de la Fortuna, vivía la “dolce vita” de lo lindo. Dicen que un profeta le profetizó y le dijo: “Hijo mío, hijo mío... (claro, hijo no se sabe de quién, porque el profeta nunca lo dijo) te he elegido para que vivas bien, para que aprendas a descansar ahora; para tu comodidad te he dado un cero km. y, para tu vejez, una hermosa silla de ruedas para la bendición de la parálisis de la cual vas a gozar hasta el día de tu partida. Además te he provisto de un babero para que no te embarres y cuatro paquetes de pañales descartables para personas de la tercera edad...”

En fin, Próspero se controló y comenzó su discurso sobre misiones:

“Hermanos de la Iglesia, honorables ancianos de la cámara sanedrínica tabernacular del nuevo pacto, de la Iglesia de Tartuerto, profetas, hna. directora del nuevo ministerio Torta Frita “Viuda de Sarepta” de la Iglesia de Pino Solitario, hna. Ilusoria, querido Pastor Noteo Antinoteo: no saben cuánta alegría tengo de que a mi discípulo más aventajado, el Hno. Noteo, pastor de esta Iglesia de Tartuerto, se le haya ocurrido la idea hermosa de fundar una escuela de misiones aquí en este lugar. Yo quiero comenzar a contarles mi testimonio. Hace alrededor de un año, oí a no sé quién hablar de misiones. En aquel tiempo yo no conocía nada pero nada acerca este tema. Entonces me dije, lo que tengo que hacer es orar como hizo Daniel para que Dios me revele qué cosa es misiones. Entonces fui al Diccionario y busqué la palabra “misiones”, y leí que misiones es una provincia de Argentina. No esperé más y me fui para Misiones y, desde ese día, me hice misionero. Cuando llegué el primer día, comencé a investigar qué tribus vivían allí y descubrí que había dos tribus importantes que había que domesticar, enseñar a leer y escribir el castellano para después convertirlos. Una tribu se llama los “alemanes” y creen en un dios que se llama Hicler o Chiclet, o algo por el estilo, y hablan un idioma parecido al ruido que hace la locomotora del ferrocarril cuando está subiendo una loma. Uno de los desafíos que me presentaba esta etnia era el idioma. Decidí, pues, mudarme a la orilla del patio de la estación de Ferrocarril y estuve un mes adentrándome en los ruidos de las locomotoras. Fue un éxito, ellos me hablaban y, aunque no les entendía nada, yo hacía ruido como las locomotoras y todos venían a escucharme. Todo el mundo me aplaudía. En una ocasión me arrebataron de allí, me levantaron en alto y me llevaron al loquero de la ciudad para que le predicara en ese idioma a los “alemanes” locos de allí. Al poco tiempo, todos los locos del loquero hablaban mi mismito lenguaje, algo que lo atribuí a un milagro de Dios. Allí dentro, vi unas gentes vestida de blanco, (me parece que eran ángeles), que tenían una insignia en la camisa que decía: “Dr.”, y dije, eso quiere decir; “Dios rie”, y me puse a reír yo también. Me dio un acceso de risa, y los ángeles vestidos de blanco me dijeron que me iban a dar un descanso por todo el trabajo que había hecho, y me tuvieron descansando cuatro meses en una piecita para mí solo. Allí me llevaban la comida, no dejaban que yo hiciera nada. Para mi seguridad -decían ellos- me colocaban una camisa como de fierro y me cerraban las puertas por fuera con barras de hierro para que ningún maleante entrara a hacerme daño. ¡Qué privilegio!Todito me lo hacían; tenía sirvientes y sirvientas vestidas de blanco y allí aprendí que yo no tenía necesidad de trabajar porque yo tenía a alguien que me lo suplía todo. Esos alemanes son muy generosos. Cada vez que necesito un descansito, me paro en la plaza, comienzo a sonar como una locomotora y, al poco rato, vienen en un vehículo blanco con una cruz, símbolo del cristiano, y en nadita, otra vez en el “Hotel”...... Estas gentes son muy generosas. Yo les recomiendo comenzar en misiones dentro de la tribu de los alemanes. Otra de mis grandes experiencias misioneras en Misiones lo fue entre una tribu llamadas los Italitos. Esta tribu adoraba a un dios llamado “Misulini” o “Musolini” muy parecido al nombre de mi gato “Musi”. Recuerdo la mañana que llegué a la casa de uno de ellos. Fue una experiencia terrible para mi. Me invitaron a comer con ellos. Estas gentes tiene la costumbre de comer unas comidas raras. Dentro de la olla cocinaban una gran cantidad de lombrices amarillas y largas a las cuales le llaman “paguetis” o “espaguetis” (no se bien todavía cómo se pronuncia). A la hora de comer todos los ojos estaba puestos sobre mí para ver qué hacía. Dicho de paso, estos italitos tienen muy malas pulgas. Si rechazaba su oferta de amistad, posiblemente no hubiera hecho el cuento. Ellos tienen una máquina torturadora llamada “pastalinda” que si me pasan por ahí, salgo hecho flequitos. Si no comía esas lombrices no podía hacer amistad con ellos, por lo cual oré a Dios para que me diera de su gracia y comencé a comer. El estómago se me revolvía, pero por fin me lo comí todo. Cuando terminé, todos me aplaudieron. Me sentí un poco mas seguro. Cuando fui al diccionario para buscar la palabra spagueti, me di cuenta de que era una especie de pastas alimenticias hecha de harina de trigo. ¡Qué cosa, eh...!. ¡cómo tiene que aprender un misionero! Al poco rato la casa se llenó de italitos y comencé a predicarles. Les hablé de que si querían ser prosperados tenían que diezmar, ofrendar, traer lo mejor al “siervo”. Lo primero que les dije era que no podían tomar mas vino porque los borrachos no entran en el reino de los cielos. No pudieron resistir a esa palabra, al igual que los fariseos y se fueron un poco. Les dije: “Muchos son los llamado y pocos los escogidos”. Seguí predicándoles y les hablé de la “operación del prepucio de sus corazones” que Dios hacía en los hombres para eliminar los deseos pecaminosos. No terminé de decir la frase, no oyeron la palabra “corazones” y todos los hombres salieron despavoridos como si hubieran oído y visto al diablo y decían: “Si para entrar en “eso” tenemos que operarnos, ni a palos queremos prosperidad”. Mientras corrían les dije “Aún los escogidos serán engañados”. Quedaron solo las mujeres y les seguí predicando. Les dije que los hombres que se habían ido estaban muertos en delitos y pecados. ¡Para qué fue eso! Se formó una gritería entre las mujeres que decían: “¡Hemos quedado viudas, hemos quedado viudas, nuestros maridos se murieron!” Y, por mucho que quise explicarles que era una muerte espiritual, no pude, porque se formó tal escándalo y tal desparramo que hasta los dueños de la casa desaparecieron..... ¡Qué cosa eh! Allí me di cuenta de la dureza de corazón de los italitos e hice como Cristo mandó: Sacudí el polvo de mi ropa y se los entregué a Satanás. Lo más lamentable fue que no me dieron tiempo a recoger la ofrenda y tuve que volver a dedo para mi casa. ¡Bueno, estos son los vituperios que el misionero tiene que sufrir por la causa del Señor! Bueno, queridos hermanos, no quiero cansarlos más, yo espero que los que deseen hacer misiones, pasen por la Escuela de Misionomía Cosmopolita Misionera en Misiones para que puedan capacitarse íntegramente para misionar. Allí estaré para compartir con ustedes todo el caudal de experiencias y conocimientos que en estos tres meses de misionero he tenido. Toda ofrenda para ayudar la Escuela de Misionomía Cosmopolita pueden enviarla al director: Rev. Próspero Rico o al tesorero, el escualo Rev. Próspero Rico (mejor dicho: “de la escuela) en última instancia al Subdirector: Rev. Próspero Rico. Dios los bendiga.

El Pastor Noteo mandó a parar a las gentes para propinarle un caluroso aplauso al locuaz disertante quien, antes de bajar de la plataforma, le recordó a Noteo que no dejara de recoger la otra ofrenda, lo cual hizo inmediatamente, antes que las gentes se les fuera y bajo las notas del impresionante coro cantado por la coral de la Iglesia: “Me gozo en la coinonía”.


Amén.






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